Llevo casi la mitad de mi vida vendiendo propiedades, a lo largo y ancho de la Costa del Sol. Sin embargo, los momentos de mayor orgullo llegan con una llamada telefónica, inesperada y a menudo a última hora de la noche, cuando un cliente de hace muchos años va y te dice: "Oye, Milan, ¿te acuerdas de mí?" y "¿Sigues en el negocio inmobiliario?
¡Por supuesto que me acuerdo de ti! Trabajé para ti durante días y días, desde el amanecer hasta el agotamiento, escuchando, aprendiendo, tratando de comprender, investigando, seleccionando, concertando reservas y citas, planificando… y luego conduciendo, traduciendo, arreglando, organizando, improvisando, negociando, coordinando, con un sinfín de llamadas telefónicas, y sonriendo a pesar de todo. ¡Lo disfruté!
Y sí, sigo en el negocio inmobiliario. Con todo mi corazón.